Ante el desalojo del Kubo y la Ruina el 23 de marzo lanzamos este comunicado
Ha llegado, el 23 de marzo van a intentar desalojarnos.
En el año 2016, en el barrio de Sant Gervasi se okupó por primera vez un edificio de oficinas y lo llamamos El Kubo. El Kubo ha sido el hogar y sitio de paso de más de un centenar de personas en los más de 6 años que lleva de existencia. Éste ha sido la casa y trinchera de muchas personas. Ha sido un oasis de resistencia en el barrio burgués de Barcelona durante muchos años y esto no ha sido fácil.
La frase okupa, resiste e insiste define muy bien la historia del kubo. Durante todos estos años hemos afrontado dos desalojos y el asedio constante de grupos de extrema derecha, prensa capitalista y partidos políticos. Y a pesar de las hostilidades hemos reokupado y resistido esta casa durante todo este tiempo.
El Kubo ha sido el punto satélite y fundamental para que en 2019 naciera y resistiera lo que ahora es el CSO La Ruïna. Este espacio fué abandonado por la SAREB por más de 15 años. La Ruïna ha sido también el hogar de mucha gente durante cuatro años y un espacio que ha intentado de la forma más coherente posible plantarle cara a la gentrificación y la especulación de nuestra ciudad, en el barrio con la renta por cápita más alta de Barcelona.
La historia de La Ruïna no se entiende sin El Kubo y viceversa. Y por esto nos es tan difícil separar las dos casas ya que durante muchos años hemos trabajado como familias que se retroalimentan en la lucha por la defensa de la okupación y la acción directa, concretamente, en un barrio que como ya hemos dicho antes no han cesado los ataques desde que llegamos.
Creímos y creemos necesario, tener presencia y okupar espacios donde no nos quieren. Donde viven los empresarios, los políticos. Dónde están las embajadas, el capital y donde realmente se confronta y tenemos un impacto notable. Las dos propiedades son de la SAREB, que actualmente tiene alrededor de 57.000 propiedades vacías repartidas por todo el estado, a la cual señalamos directamente y le decimos que no nos vamos a ir, que vamos a defender nuestras casas y nuestros centros sociales como si de una trinchera se tratara ya que tenemos la certeza de que vale la pena luchar por ellos.
Nuestro espacio aparte de haberse convertido en hogar, ha acogido luchas asociativas, luchas internacionales, talleres de formación DIY. Ha sido un espacio donde cuestionarnos los problemas estructurales de nuestra sociedad y donde organizarnos contra los mismos. Hemos organizado conciertos, comedores sociales, hemos creado cultura, teatro, poesía, charlas, debates y sobretodo hemos creado lazos de solidaridad y resistencia.
Creemos en la okupación, no solo como una herramienta de acción directa contra el estado y la precariedad a la que nos somete, sino una manera de poner en práctica la horizontalidad, la solidaridad, el apoyo mutuo y una forma crecer junto a nuestres compañeres y vecines al margen del sometimiento del estado.
Los problemas estructurales son evidentes, gente sin casa y casas sin gente y ante esta injusticia sin escrúpulos vamos a seguir okupando. Ante cualquier intento de acabar con nuestro movimiento con campañas de desprestigio en los massmedia o con leyes como la LeCrim, seguiremos okupando y organizándonos mejor. Porque cada vez tenemos menos que perder y más ganas de vivir una vida vivible, en comunidad, siguiendo los principios de la no agresión, reivindicando la autogestión, la autodefensa y la lucha frente a este futuro gris que nos espera en las ciudades.
Creemos y creeremos en lo que hacemos, y seguiremos okupando a pesar de las leyes que dirijan en nuestra contra, igual que hicimos con las anteriores, y al igual que se hizo siempre que hubo propiedad privada que okupar.
Porque nuestras casas y centros sociales son mucho más que cuatro paredes. Son espacios donde intentar crear nuevas alternativas, nuevas formas de vida al margen del estado donde poder desarrollarnos como personas y por eso hay que defenderlas cueste lo que cueste.
Sabemos por los antecedentes que no van a parar van a venir a por nosotres. Pero de las runas de unos edificios, en el corazón burgués de Barcelona, hemos levantado espacios donde pensar que podíamos luchar contra este entramado de destrucción y apatía que es el capital y los proyectos de ciudades europeas. Muertas, grises, invivibles y deshumanizadas hasta la saciedad.
No sabéis el dolor, la frustración y el odio que nos genera este desalojo. Dentro de cada une de nosotres el pecho nos late con furia al ver la rapidez con la que vais a destruir años, de sudor, momentos hermosos, gestiones duras y resistencia al ver el futuro que se nos avecina. La rabia que nos invade crecerá a cada golpe de ariete que reciban nuestras puertas y nuestra organización será más fuerte por cada golpe de porra que recibamos.
El día que la BRIMO llegué a La Ruïna o el Kubo nos vais a encontrar de frente.
Hacemos un llamado a todos los espacios, colectivos, individualidades de Barcelona y alrededores para que nos ayudéis a defender el Kubo y la Ruïna, al igual que instamos a la defensa de todos los espacios liberados en el estado con todo lo que tengamos a nuestro alcance para que siga siendo posible construir juntes, organizarse, y seguir soñando con una vida que no sea la que nos quieren imponer.
23 de marzo llega el desalojo
Atentamente la resistencia anarquista en el barrio burgués de Barcelona.